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Mostrando entradas de noviembre, 2012

GEMELOS

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Aunque siempre lo negaron, siempe se miraban el uno en el otro, tan iguales pero tan distintos, como el reflejo de un espejo vital, que ofrece la imagen radicalmente iversa. Tan distinta que llega a confundirse la una con la otra, como cuando dos personas recorren distancias opuestas y,  a la larga, terminan encontrándose de cara, porque han recorrido la redondez del mundo. -. Que yo soy yo, y tú, tú.- esa era la verdad eterna y efímera a la vez. Unas vidas paralelas que nunca llegaron a tocarse, ni se rozaron siquiera. Eran dos manos iguales, pero una era la diestra y otra la siniestra, una acaricia y la otra, simplemente, toca. Y, sin embargo, seguían mirándose para poder entenderse, comprenderse. -. Somos dos formas de amar, de vivir. Pero la mia es la mía y la tuya no.- Los gemelos nunca se llegaron a conocer, lo único que realmente sabían, era que no eran el mismo. -. Cada vez que me encuentro contigo, sé quien soy, pero nunca sabré quien eres tú, sólo sé que eres mi h

La anciana

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        La marquesa aun lucía sus pendientes de esmeraldas, siempre los mismos, continentes de un bosque profundo y apabullante. Esas esmeraldas con las que aparece en todas las fotos. Sabe que le sientan bien, y ella a las propias piedras. Sus manos, descansando en la empuñadura de plata de su bastón, eran testigos mudos del trabajo de otras mujeres. Su bastón, era el eterno compañero y con él se sentía segura. -. Era de mi padre, y de mi marido.- repetía cada vez que descubría que alguien lo observaba distraidamente.        Sus ojos azules, reminiscencia de ascendencia inglesa, su erguido cuello y su extrema delgadez, daban , ante el mundo, la expresión de una triste decadencia. Que los tiempos han cambiado, que las cosas no son lo mismo que hace años, era algo que ella sabía, pero que nunca asimiló. Hacía mucho que la fortuna familiar había desaparecido, era necesario remontarse a antes de la guerra. La mala gestión, las imprudencias y la propia estupidez genética de los ancestro

AMANECER

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       Aquella mañana, el velo que cubre el ara de los templos, se rasgó cuatro veces. Cuatro plegarias se elevaron hacia las bóvedas celestes, filtradas entre la trama de las sedas sagradas. Cuatro veces se abrieron mis ojos, escudriñando entre las sombras. -. Sí, he oido tu voz. Ahora sí descansan en paz los muertos de mi pecho-. entiendo el sentido de tus sueños, el tono de tus palabras , y ha llegado la hora del descanso, del olvido, de las pequeñas muertes de la memoria.         Ya que ha caido el velo a la tierra, ya que ha quedado hecho jirones, déjame descansar sobre él, para que mis pies sientan la dulzura de sus hebras y protejan mis pies de los cantos grises.  Con tus cuatro gritos, empezaron a reconstruirse los muros de mi alma y ahora nacerán nuevos dioses, que harán cubrirse de luto a los hombres antiguos, y crearán un nuevo mundo, más limpio, más verdadero, más hermoso.

EL DIOS

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       Siempre pensé que el mundo era lo que existía bajo las suelas de mis zapatos. Y que cada uno de mis pasos eran el camino hacia una nueva meta. Me parecía absurdo huir, yo era valiente, encarando las circunstancias y cualquier situación. He llegado a ser temerario, jugándome la existencia. Pero aquella noche huí, salí corriendo, tuve miedo. Miedo de mi mismo, de mis propias valentías, de tu silueta recortada tras la luz amarillenta de una farola de Madrid.        Que los dioses cayeron una vez, fustigados por una nueva luz, hiriente, se precipitaron de su Olimpo  dorado, cono un atardecer eterno, y dieron con sus pies de barro en  la superficie de un mar de cristal.        Los pies de barro, esos mismos que me empujaban lejos, lo más lejos y rápido posible de ese humano que quiso darme muerte. -. Que sepas que mi muerte será tu libertad, aquella que has deseado hace ya mucho tiempo.- Le miré a los ojos antes de huir -.dejaste de elevar tus pensamientos y tus palabra

EL HIJO

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       Esta carta es para tí, hijo mío, porque aun recuerdo el dulce peso de tu cuerpecito sobre mis piernas, y esa mirada ausente, cuando te contaba pequeñas historias maravillosas.        No sé cuanto tiempo hace que no te veo, porque cada vez que esto ocurre eres alguien diferente ,al que amo casi sin conocer. Y no puedo arrancar de mi alma tus ojos limpios, ni tus manitas carnosas, ni la dulzura de tu atención a mis palabras.        Yo también soy un niño, que se despierta cada vez que sueña algo bonito. Me despertaron con crueldad el día que me tuve que marchar, y cada instante de mi existencia es esa marcha. Cómo me gustaría dar la vida por tí, aunque ahora doy cada pálpito de mi corazón y cada hálito de mi existencia.        Querido hijo, vivir no es fácil, morir sí. Cada vez que el destino te arranca de alguien a quien quieres, es parte de la vida que pierdes. Y mueres a cada instante que la memoria te lo recuerda. Y todas estas cosas nunca te las diré porque  tú no las ente

Me conoces

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No salí pensando en encotrar algo especial, estoy cansado de dramas griegos y relaciones tormentosas, intensas y efímeras. Pero por ironías del destino te volví a encontrar en aquel local. Me viste en una fracción de segundo -puto destino- y no pude evitar el  mirarte también. -. Paso de malos rollos.  Hoy sólo busco un poco de diversión-. te dije cuando te acercaste sonriente. Entonces comenzaste, de nuevo, a seducirme, a mirarme fíjamente a los ojos, a entreabrir tus labios, firmes y dulces.  Te acercaste para decirme algo que no pude entender y,  comenzaste a acariciarme el pecho sin pudor, con atrevimiento. -.Cómo sabes que eso me gusta -. le dije con mi mirada seria y masculina, Estiré el cuello e incliné mi cabeza hacia atrás, pidiéndote más poder, más fuerza, más sexo. Y tú lo sabías, porque siempre supiste controlar mis instintos. A pesar de todo, quise mantenerme indiferente y coloqué mis manos en los bolsillos de atrás de mis vaqueros de firma rotos. De nuevo te

LA RENDICIÓN

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        Ya no te esperaré más en las esquinas de tus calles favoritas, ya no miraré al teléfono imaginando el sonido de tu voz. al final has llegado al fondo del pozo, al interior de esa gruta del dolor y la desesperación.         Ya no me parecen  peculiares los momentos en los que desviabas la mirada cuando te hablaba, o aquellos silencios prolongados en eternos segundos en el auricular del teléfono. Pero lo peor no es que desparezcas,  como el sueño de un niño pobre. No; lo peor ha sido  mi rendición, cuando mis armas levantaron el polvo de un suelo seco y recalentado por el sol del misterio. Mi armadura de bronce, brillante como el oro y labrada por artesanos y artistas, quedó inutilizada por el hierro de la indiferencia. Eso ha sido lo peor, rendirme, caer como una ciudad amurallada, poderosa y segura de si misma, tras el asedio hecho por un rey que no tenía nada que perder. Y  mi dolor es doble, porque no luchaste cara a cara, sino que cortaste los rios que llenaban mis fuentes