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Mostrando entradas de noviembre, 2014

TU SONRISA

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          Caminabas junto a mi, lo hacías llena de paz, de serenidad. Esa era, al menos, la imagen que me dabas.          Sigo pendiente de tus pisadas después de tanto tiempo, después de tantas horas mirando aquellas viejas fotografías, curvadas por el paso del tiempo.          Es cierto que hace ya muchos años que no estás a mi lado, y realmente eso no importa. No te tengo de manera física, pero tu presencia es el resplandor del sol que va a salir en cualquier momento. Porque hay algo que vislumbra tu persona, eres el instante mágico de algo maravilloso que va a ocurrir. Aquella noche marqué de nuevo los números de tu teléfono y esperé, con impaciencia, el sonido de los tonos. Descolgaste -."diga".- -."Hola soy yo...¿cómo estás?"._ -."Ah bien, ¿cómo estás tu?.- "Bueno...no estoy mal, pero algo solo sí que me encuentro".- dije aquellas palabras intentando aferrarme al tronco de un árbol arrancado en medio de una marejada, de una torme

MENSAJE EN UNA BOTELLA

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         "Me es imposible dejar de pensar en ti, y en serio que lo intento. No puedo borrar con un acto de voluntad todo aquello que he vivido a tu lado, me parece tan injusto... en cambio tú sí que lo has olvidado, seguramente porque no era ni la mitad de verdad de lo que me decías en aquel momento. Pero no quiero culparte, porque si lo hago corro el riesgo de perder tu sombra de manera definitiva..." -."Vaya manera de arrastrarme, lo sé eso es lo peor, que soy consciente de ello".-          R. volvió a romper aquella carta, escrita infinidad de veces, grabada en bronce, esculpida en la carne de sus recuerdos. Enviar aquella carta era lo mismo que meterla en una botella y lanzarla al mar, a la desesperación de lo infinito, a la oscuridad de la sal negra en un mar sacado de pinturas del Romanticismo. -."Que se joda".- esa era la expresión con la que intentaba romper definitivamente con aquellas mañanas de invierno a su lado.

VIENTO

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.-"A noche no pude a penas dormir".- R. tenia una expresión distraída,  como alejada del mundo, de las cosas que le rodeaban -.!¿Qué te pasó".-le preguntó su amante mientras le sostenía la mirada con dulzura con una atención casi maternal, decadente, intensa en demasía. -."No sé".- sí lo sabía, fue el sonido del viento, los aullidos de ese ser invisible, misterioso, omniabarcante. -."Tengo miedo del viento, me da vértigo encontrármelo de cara, chocarme con él, tan inmenso, tan grande·. El viento viene tras nosotros, nos rodea con amor, nos arrastra y recuerda constantemente la fragilidad de nuestras existencias, el viento es el mar donde hos encontramos hundidos, naufragados.

LA ROSA

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Echo de menos el perfume de las rosas de mi infancia. La fragancia misteriosa y maravillosa, la cual era incapaz de describir. Recuerdo aquellas tardes en las que se las llevaba a mi madre. Rosas de terciopelo rojo, rosas anaranjadas y grandes. Rosas de luz del sur. Echo de menos sus espinas gruesas y juntas, sus pequeños pulgones que yo mismo retiraba con mis diminutos dedos de niño. Los pétalos de las rosas se abrían y rizaban en sus extremos,  aun recuerdo el roce de ellos en mi cara y como caminaba rápido hacia casa, subiendo las escaleras y, sin poder hablar, extender la mano portadora de la rosa ante la mirada tierna de mi madre. Echo de menor las rosas de mi infancia, y sé que jamás volverá a florecer flor parecida a aquella.

LA CALMA

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            A R. le gustaba cuando él le tomaba de la mano. Era una sensación especial, aquella mano cálida y áspera, tan intensamente masculina, curtida por el trabajo y guiada siempre por la audacia de aquel que tiene inquietudes y no tiene miedo. -."Me gusta estar así".- dijo R.  con timidez, casi con miedo a romper la calma de un lago interior pacífico y hermoso.-          Siguieron así unos instantes dejando pasar la brisa de la tarde ante sus rostros, dejándose rozar por el crepúsculo rojo y violeta del sur del eterno sur. -."Creo en ti y sabes que me das esperanza".- recitó R. como un susurro, casi como una oración a un Dios misterioso y cercano. -."Ja ja ¿Por qué dices eso?".- contestó él sin mirarle, dejando sus ojos perdidos en el horizonte. -."Porque me apetece decirlo...no sé".- Seguramente era porque R. tuvo escasas experiencias de calidez, o porque aquella mano le daba la seguridad que las tormentas de la vida no le dab

MÍRAME

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         Aquella mañana, R. se sintió viejo por vez primera. Se miró en el espejo y , no se trataba de las arrugas ni de los ojos entristecidos por sombras...ni siquiera la escasez de pelo. No. Se descubrió sencillamente diferente. Miraba con atención aquel rostro de señor mayor, de persona extraña y extrañada, y llegó a sentir miedo. -."No sé realmente qué me ha pasado. Me doy miedo a mi mismo".- Realmente sintió miedo, y desde ese mismo momento no  pudo evitar pensar en su propia vejez, en su propio fin.           La vejez es un estado propedéutico, un momento intermedio entre la plenitud y la nada. -."De pequeño me dijeron que llegar a viejo era una meta. Era el momento de la paz y de la sabiduría, el lugar de la perfección. Pero me han engañado".- -"¡Qué injusto es dejarse matar por el propio tiempo, sentir cómo el empuje de los fluidos  eternos desgastan las aristas y los ángulos que hermoseaban las formas de mi alma!".-

EL ERROR

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         R., aquella mañana, estaba contento. A pesar del frío, de la escasa luz que se filtraba entre las nubes, gruesas y pesadas, a pesar de la mala cara que ofrece el invierno, R. se sentía optimista. -."Es imposible volver hacia atrás. O tal vez sí se pueda, pero siempre es un error".-          Ciertamente el error de caminar sobre los propios pasos, es el mismo error de no saber vivir de no querer la vida en si misma, añorar el pasado es desdeñar el futuro, y vivir es un verbo que se conjuga en futuro. .-"Quiero vivir, quiero romper el espacio bajo mis pies y caminar hacia lo incierto. ".- Vivir es subir por un sendero sin saber realmente hacia dónde me lleva. Es esperar la aventura en si misma, y el amor es la expresión más auténtica de la vida, porque no es . ni mas ni menos, que una apuesta en la que te juegas todo.

EN AQUELLOS DÍAS

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         De nuevo apareces en mi vida, y era algo que llegué a presentir. Creo que he sabido escuchar el roce de tus pasos en un suelo de aire, sobre una tierra hecha de memoria y de sueños. -."El tiempo ha pasado. No estoy seguro de los años que han transcurrido desde que me marché...".- te dije esbozando una tímida sonrisa. Estaba sumido en un misterioso miedo a mi mismo, a mis propias reacciones... -."Sí. hace años".- me dijiste sin apartar los ojos ni un instante, sin dejar de esperar a que mis retinas se dilataran ante la profunda oscuridad de tu pupila. -."Estás igual que como te recordaba".- -."ajá, esa es una idea muy ambigua".- -."Estás radiante".-          Y realmente lo estabas, porque el recuerdo es capaz de crear mitos sobre el polvo de la más sencilla tierra. -."Gracias...tú también...pero tal vez exageras".- me dijiste acariciando mi rostro con dulzura. Al sentir el tacto de tus dedos sobre mi cara

ERES UN RATA

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         Las ratas no dejan de moverse, de internarse en los recovecos de un mundo ya deshecho. Son animales poderosos, valientes y seguros de si mismos, despreciadores de su propia mezquindad, de su auténtica y mezquina razón de ser.          La ratas se mueven con rapidez y no temen a nada, porque en el fondo saben que nada tienen que perder. No hay gases que no hayan respirado, ni sustancia que no hayan ingerido ya, inmunizándose incluso de si mismas, de su propio yo.         Las ratas han convertido su existencia en un categoría existencial en una identidad asumible por cualquiera. Ser rata es ser capaz de crear terrores, de dar la insgurdad del  desconocimiento y del descontrol