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Mostrando entradas de 2016

La invitación

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Es en esos momentos, en los que el frío, las fechas y compromisos encierran al resto de viandantes, que vuelves a ser tú. Cuando la noche no deja proyectar tu sombra, y, para ser visto, tendrás que iluminarte o ser iluminado. Algo en tu caminar indica un rumbo al que no estás seguro de querer marchar. El camino que inevitablemente acabarás tomando como recorrido esa noche. La noche en la que el valor de la familia, relaciones e hipocresía se sublima. Comienzas, andas con la nariz rojiza y goteando; contrastando con la palidez de tus mejillas. El vaho se descuelga lentamente de tus agrietados labios y se eleva hasta perderse ante esa visión de un cielo nocturno, nublado, que te hace incapaz de ver las estrellas con las que compartes el silencio de una noche en la que la tradición te espera. Ves a los más rezagados apurando en tiendas de comestibles las últimas compras. Las botellas, frías y húmedas, se dejan ver gracias a que el agua pega el plástico dedde la bolsa, al cuerpo de

METAMORFOSIS DIARIA

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         Tras el silencio ruge la pasión de la vida. Es el sonido de las palabras que quedan por decir, de los suspiros aun no expresados por los labios de oro del dios de la esperanza.  Son puertas que se abrirán al paso de mis pies acariciando la superficie de una nube existencial. Son los atardeceres en primaveras y solsticios que me miran a la cara, para arrancar la sonrisa que siempre llevo dentro.          En tus ojos se dibujan los bosques verdes de la vida, en tus ojos se abren de nuevo las ventanas hacia un mundo diferente y más hermoso. Cada vez que respiro siento en mi rostro el roce de la brisa levantada por las alas de un ángel, cada vez que camino, arrastro tras de mí el manto de un espacio estelar e infinito, y esas gotas de agua que golpearon en pavimento de mi espíritu cederán al brillo crepuscular de un futuro mejor.          He aprendido que todo está en mis manos, como poderes ocultos en manos sacerdotales que elevan sus palmas hacia la bóveda del pensamiento. L

LA ENVIDIA

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          El envidioso se sumerge en la nebulosa del dolor, como lo hace un asteroide negro y pesado incrustando su deformidad entre los hermosos rayos de luz estelar. Es imposible entender cómo un ser humano, construido con el amor de millones de células asociadas en una armonía eterna, sea siquiera capaz de sufrir con el bien que ocurre ante sus ojos.            La envidia es diabólica, porque sólo ella es capaz de disociar, de separar los elementos más profundos de la psique, apartar sentimientos profundos y distanciar a las personas que viven junto a ti. Ella entra a través de los oídos, de los ojos , de la mente del sujeto, de ese ser único y absolutamente solo y cuando la soledad es tormentosa, fría y resultado de desprecios, se revuelve contra la propia persona buscando ser el único protagonista de la consagración de la primavera.          La envidia es poderosa, más fuerte que la fe, que el amor, es capaz de socavar el corazón diamantino más puro e introducir sus humores neg

DEL AMOR

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         Nada es eterno, ni el pensamiento, ni el futuro, ni la esperanza humana, todo se termina cuando chocan en los muros de la propia finitud. El tiempo se desliza por debajo de las puertas de la vida, escapándose, arrastrándose como la luz de los crepúsculos de mares soñados. La vida se convierte en la respiración, en el constante retroceder del viento en el espíritu, como las olas del océanos en la playa de arenas silenciosas y cálidas.           Pero hay algo que sí ha de permanecer, un destello  dentro del cosmos oscuro y vacío, algo fuerte como la muerte misma, como el fuego de la vida incendiando planetas lejanos y siempre desconocidos. Existe una fuerza profunda que ha de mover todas las cosas, la matemática de Newton se ha de cumplir eternamente en el corazón del universo, una matemática que palpita en cada célula de nuestros seres materiales y espurios. Y es tan difícil definirla, expresarla con las herramientas del lenguaje, es necesario dejarse arrastrar por el torrente

AMAR A UN HIJO

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         Quiero que sepas que el tiempo pasa, esto ya lo sabes, pero es necesario que seas consciente de ello. Que el tiempo se desliza como las gotas de lluvia en los vidrios del alma, arrastrando las minúsculas partículas del dolor y la desesperanza.  Algún día sabrás que el dolor deja unas cicatrices invisibles en el espíritu que te acompañan de por vida y que las sientes cuando acaricias las emociones internas  de tu existencia.          La perspectiva que me han dado los años ha sido muy rica, porque he sabido elevarme por encima de los vastos campos de la soledad y del abandono. El erial de aquellos momentos perdidos me enseñaron muchas cosas, igual que un anacoreta retirado en el desierto antiguo  de las tierras turcas, me encontré con un ángel que ha sabido guiar mis pasos, apareciéndose de modo imprevisible y llenando de belleza el aire en el que vivo sumergido. Pero si algo he aprendido es a amar, porque el amor no es sólo un sentimiento, no se siente, se vive. Los sentimien

AMAR AL PADRE

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Quizá pasar una temporada con alguien al que no has abrazado una larga larga larga temporada, te haga reflexionar sobre él.Y más si esa persona es tu padre. La paternidad es una religión extraña. Quizá la más profunda, donde cada uno tiene sus propios dogmas y comulga con ellos a su manera. Los hay que aman al padre, otros que pasan de él. Los hay que acuden a él en las situaciones más extremas, o a los que simplemente les sale amarle sin pedir nada a cambio. Como veis, se trata de la religión más antigua del mundo. Este royo de padres e hijos nunca ha sido un plato fácil para mí. Digamos que no ha sido un simple yogur desnatado, donde abres la tapa y le empiezas a echar más mierdas de las que ya contiene. No, para mí el padre de mi religión ha sido como un buen pescado, donde te peleas por sacar la mejor de las carnes y, a pesar de pincharte una y otra vez con espinas vuelves a encontrarte con el tenedor clavado en su cuerpo. Podría haber sido fácil. Por seguir con la analogía po

EL PRÍNCIPE

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A la hora de escribir cada uno tiene una voz interior que le dicta aquello que quiere reflejar en el papel o la pantalla. A veces esa voz viene directamente desde sentimientos superficiales, como sensaciones ocasionadas por el roce de nuestro cuerpo con la naturaleza, con el aire o con el agua. Otras veces te habla desde la ira, chillándote párrafos llenos de puntos, comas, y signos de exclamación con los que mostrar tu desencanto con aquello que no crees justo. Con aquello que te pone de malas y no puedes evitar expresarte. Dicho esto sólo me queda decir que a continuación la voz que me habla viene desde el más profundo de los sentimientos ,y que proviene de aquello que a muchos románticos les gusta llamar corazón. De vez en cuando tenemos la suerte de dar con una persona que nos llama la atención. No, no hablo de esa chica con vaqueros ajustados que ves pasar por la acera de enfrente, ni de nadie idealizado. Hablo de aquellos que a la hora de ir conociéndolos nos ocupan un l

UN BUEN DÍA

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¿Es la sencillez lo que nos hace vivir? Esa pregunta se hacía mientras sus cortos cabellos tocaban la fresca hierba, húmeda aún por el rocío de la mañana. Quizás fuese la tranquilidad que supone el estar tumbado bajo el infinito universo, cuando a tu lado no hay más que la inmensa pradera que sustituye al hormiguero que supone una ciudad de aquellos días. El instinto más apaciguador le había llevado hasta a aquel lugar; y simplemente para respirar, llenar sus pulmones y dejar salir el aire de una forma tan especial que nunca más se podría volver a ver la forma en que sus labios dejaban escapar toda aquella vida caliente. Ante el vuelo de los insectos y de los pequeños mirlos se dejó cerrar los ojos para descansar de aquella intensa luz blanca que le tostaba la piel con suavidad. Lo que se abrieron fueron sus sensaciones, aún adaptándose a la nueva inmensidad en la que se encontraba. Se atrevió a zambullirse en ellas y se imaginó un día, un buen día. Comenzaría con una tranquila ma

EL CAMINO

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         Me gusta emprender el camino, comenzar a navegar entre los sueños  incrustados en la graba del suelo, en los guijarros secos y pulidos por millones de años. Me gusta sentirme acariciado por la luz que se filtra a través de las hierbas que nacen inocentes en los márgenes de la carretera.          Y cuando alzo la mirada el cielo se enciende, se convierte en una bóveda, en la palma ahuecada de un ser invisible y misterioso, sintiendo el amor que la vida aun está por darme.           En esos pasos no pienso mirar hacia a tras, no quiero recordar la luz pasada a mis espaldas, porque vivir es sentir la eterna novedad, el relato sin fin de los ojos transparentes de la existencia.          Y las aguas que inundaron los espacios, no pudieron acabar con ellos, porque el gris de la desesperanza se ha vuelto verde, oro, luz y brisa. Voy a empezar a olvidar, porque las infancias tatuadas en el alma, los desarraigos, las traiciones y los desengaños no son más que eso: recue

CIUDAD MÁGICA

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Era todo tan mestizo, tan occidental, pero a la vez con la magia de estar en un mundo diferente; en una cultura milenaria donde la mezcla de lo oriental con la modernidad propia de nuestras vidas había engendrado un lugar único en la tierra. un lugar donde vivías dos tipos de días, según si era de noche o de día. Te despertarás con la imagen de gaviotas surcando un intenso cielo azul, batiendo sus alas sobre los minaretes de las mezquitas. Esta postal acompañada por un intenso y amargo café, acompañado de una tortilla con tomate fresco troceado y un yogurt con nueces endulzado con miel. De día el calor te hará sudar. Te dejará húmeda tu cabeza y los mojados, cortos y lisos, cabellos traseros dejarán caer las gotas que descenderán por tu cuello hasta ser absorbidos por el algodón de tu camisa blanca o amarilla. Olerás el pan tostado y el té recién hecho al pasar por las calles abarrotadas de turistas, vestidos como turistas, haciendo cosas de turistas. Bermudas, gorras, gafas de s

LA TIERRA HÚMEDA

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LA TIERRA HÚMEDA La tierra húmeda, negra y moldeable, se removía y amasaba por el movimiento de larvas, gusanos y escarabajos. Frank escarbó con sus magullados dedos en la fría tierra, de la que hoy forma parte de un fértil bosque abonado por los cadáveres que descansan, bajo las raíces, de esos miles de árboles perennes, que dibujan sus empinadas sombras en el musgo. Sacó una de las larvas más grandes, grisácea y viscosa. Andaba moviéndose entre sus dedos con calma. Nunca es fácil la primera vez, pero cuando has pasado a aceptar que tus días se basarán en sobrevivir, comer gusanos se convierte en algo tan rutinario y sencillo, como el té de las cinco que  tan lejos quedaba ya en sus recuerdos. Aún recordaba el confort que producía ver el humo ascender desde la taza; el calor que reconfortaba al bajar por su garganta la bebida endulzada; y la tranquilidad con la que sus labios se mojaban en la suave y delicada porcelana. Esto le hacía recordar otros labios. Unos más suaves,

A tomar por culo

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Retumba esta frase en mi cabeza cada semana que me atormenta su imagen. No sé el por qué con cierta frecuencia sus formas acuden a mi cabeza, mezclándose con mis recuerdos de abrazos y de labios blanditos. Joder ahora, ahora podría todo. Porque ya no temo nada. Todo aquello que no hice con su pelo y sus mejillas ahora podría; y lo peor es que sé que podría. Un grito ahogado en una habitación vacía no valdría para mostrar la complejidad del corazón y la mente de este que escribe. Y es que en esa habitación mal iluminada podría llenarla cada mañana de luz al levantar las persianas si con ello consiguiese abrir tus párpados, para que lo primero que viese esa mañana sea alguien que la desea profundamente. Tanto como un idiota, como un loco; como un hombre.  Ahora actuaría como un hombre contigo. Lo sé . Lo sé porque nada me haría más feliz. Porque ya no tengo esas cadenas que me apretaban los brazos. Lo sé porque los pantalones ya no se me caen; por que mis manos son ahora suav

EL PRÍNCIPE DEL MAR

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Debió de ser el notar los granos de arena húmedos en mis dedos. Aquellos granitos masajeaban mis pies, elevando el frío desde las huellas hasta mis hombros. La vista de un inmenso mar bajo un mar grisáceo se anteponía a mis ojos. Con la  cabeza levantada expiro y el vaho deja verse desde mi boca hacia las nubes que taponaban aquel cielo que nos sostenía. Comencé a andar hacia la orilla, mientras mis huellas marcaban aquella porción de mundo aún virgen. Faltaba tiempo para que cientos de piernas se encontraran en aquel lugar, para pisotearlo, para tirarse encima mientras reciben un sol al que temen. Para mí no había sol alguno en aquella postal, sino el rumor del oleaje más fino y salino que hayáis podido imaginar. Sólo un mar espejo y las huellas de unos dedos que desaparecían llevadas por el agua. Siguen durmiendo. Todos siguen durmiendo, hasta tarde, mientras yo salía en busca de lo sostenían mis pasos. No puedo evitar arrodillarme, coger arena mojada, gris como aquella, forma

DONDE RUGE LA CEBADA CAPÍTULO 3. ABRAHAM

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Un silencio anormal acompañaba al shock que reinaba en la pequeña población de Oldprovidence. La calle principal, lugar donde más se podía sentir la existencia de humanidad del lugar, daba la imagen de un pueblo desierto, decrépito y olvidado. Y fue esa la sensación recibida por Abraham Grey, la única figura que podía ejecutar el peso de la ley en 30 millas a la redonda  y que no fuese un casaca roja. Abraham no se había enterado lo que ya se sabía incluso en las poblaciones más cercanas a Old, como Littleport y Saint Mary, lugares no muy diferentes a el espacio de nuestros protagonistas. Recibió la luz cegadora del mediodía con una mueca de disgusto, poniéndose su gorro de tres picos de mala gana y ajustándose los pantalones a su gran cintura, mellada por las buena vida de aquel hombre que hacia ya dos décadas le había dicho adiós a lo que tuvo de atlético aquel cuerpo.  A esto tenía que añadirle la resaca que tronaba en su cabeza, a la vez que se le sumaba la ya

DONDE RUGE LA CEBADA CAPÍTULO 2

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El sol acababa de asomar por encima de las colinas que rodeaban la vieja población de Oldprovidence cuando el ya veterano Benjamin Johnson se asomó al porche de su casa para respira el poco aire fresco que daban los días de verano. Miró directamente al sol sin apartar la mirada. Una costumbre que había adoptado desde pequeño, y que tantos reprimentos le había costado por parte de su difunta madre. No pudo evitar sonreir y dar gracias al Señor por aquella plantación, pequeña pero funcional, de calabazas y cereales, con las que elaboraban las famosas "pumpkin ale" para refrescarse por la noche, a la vez que embriagaban al personal con ese toque tan característico que conseguían añadiendo un poco de canela a la mezcla de cebada, lúpulo, malta y calabaza. Padre de cuatro hijos, dos niños de 16 y 8 años y dos chicas de 11 y 5 respectivamente, llevaba dos años ya cuidando el sólo de aquellos jóvenes obligados a madurar a la fuerza por la repentina muerte de su esposa y madre p

A LA ALTURA

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La situación es demasiado normal para aquel lugar donde nos encontramos; un cementerio del siglo XXI. El sitio que no podemos evitar pisar alguna vez en nuestra vida. Con esta podrían ser cinco las veces que subía a la colina. No era un mal lugar para ser quemado, enterrado o, simplemente encerrado en muros de piedra, tras lápidas de un mármol brillante, pulido con esmero en aquel pareje entre olivos y con la ciudad a tus pies. Todo allí es demasiado natural. Naturaleza junto a la muerte. Sólo a los pájaros se les permite cantar. Los mismos pájaros que cada mañana te recuerdan que estás vivo. Y vivos estábamos. Al menos nuestro corazón seguía funcionando aunque nuestra mente se encontrara sumergida bajo un mar de vacío inevitable. Allí nos encontrábamos, en un banco de piedra blanca con vetas grisáceas acorde con la arquitectura del lugar. Mi padre, mi hermana y yo. No nos invadía una tristeza enorme, no, eso ya lo habíamos pasado. Sabíamos que el momento iba a llegar, pero no cuán

DONDE RUGE LA CEBADA CAPÍTULO UNO 1.EL MOLINO

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DONDE RUGE LA CEBADA CAPÍTULO UNO 1.EL MOLINO No corría ni una brizna de aire aquella noche en Oldprovidence. El viejo molino se encontraba dormido, como si sus aspas se hubiesen silenciado con aquel paraje. Sus carcomidas paredes, las que en un tiempo se barnizaron de un amarillo mostaza, orgullo de aquel joven que ya no se sostenía sin su muleta, daban un tanto de pena y dejaban intuir el deterioro de aquella población, cuya industria se había trasladado a urbes más prósperas como Nueva York o Boston. Ambas unas millas más al norte de aquella, la que antes se veía como la capital de producirse una esperada independencia por parte de los jóvenes colonos ya entrados en años. Una tranquila noche sonorizada únicamente por los búhos, que hacían de la noche su vida. Pocas eran las ventanas iluminadas de aquellas edificaciones, las más altas sin superar los tres pisos. Una de ellas, la única que permitía adivinar rastros de actividad humana, era la taberna de

HISTORIA ARTE ATRACCIÓN Y TACTO

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Los pasos se empiezan a desviar por aquel suelo de ladrillos escalonados, azulejos enlacados y el mármol más frío que han notado tus pies. No sigues ningún rumbo fijo, sólo el de tu mero instinto que se ve guiado por la atracción que sientes, por las imágenes que reciben tus ojos en aquella sala tan oscura, donde el resto de cabezas, de caras ocultas por cámaras fotográficas desaparecen para dejarte en una absoluta sensación de unión con aquel lugar. No puedes evitar sacar al niño y empezar a pasar tus dedos por la yesería, la caligrafía que se desliza mientras caminas lento pero sin pausa. Necesitas sentir entre tus dedos el relieve. Sentir los surcos como si de una montaña rusa se trataran. Se vuelve fría porque has llegado con ellos a los azulejos. Al verde, al azul, al blanco. Sigues. Un mar dorado te hace cerrar los ojos para devolverte la vista inesperada de una habitación hermosa, dorada y solitaria. Parpadeas y la habitación está llena. Tus amigos te devu