EL MUNDO DE ODISEO

         Llegarán muchas primaveras, volverá a caer el agua del cielo, y la luz se deslizará en cascadas misteriosas sobre la superficie verde y brillante de las hojas de los árboles. Llegarán de nuevo a cantar las aves orgullosas de su belleza, portadoras de amaneceres y atardeceres llenos a de amor.          Otra vez será el día el rey, y el sol no hará daño atrayéndonos con sus rayos propios de un dios, de un ser inmortal y hermoso. -."Me gusta verte".- te dije sonriendo, pretendiendo decirlo de paso, sin darle importancia, aun cuando era lo más importante que había pronunciado ese día. -."y a mi también...lo sabes".- me respondiste -."No, no lo sé".- y reí con ganas y lleno de felicidad. Tus ojos verdes eran más verdes que nunca, más vivos que la propia vida y me llenaban de amor de felicidad de fuerza...de un nuevo mundo que se abría como una flor en primavera.

       De nuevo te he visto caminar, te he visto fijar la mirada en el  espacio misterioso e interior de mi espíritu. Otra vez te miro y no me canso, no puedo evitar adorar tu existencia, postrarme ante la invisibilidad de tu alma bendita y destrozada por las cuchillas de mi deseo. -."Cuanto tiempo sin verte".- fue una súplica por mi parte, un lamento, un cántico fúnebre que sólo espera despertar la esperanza en que la muerte no tiene la última palabra. -."Sí, es verdad. Hace mucho...¿cuanto"-. ni siquiera lo sabias, lo olvidaste porque has vivido muchas cosas, muchos momentos, muchas manos te han tocado y te han tomado. -."Me duele que digas eso...me haces daño y lo sabes".-          No, realmente nunca lo sabrás. No tienes idea del dolor que experimenta el que ha vivido el desamor, el abandono. Pero es inútil decirlo pensarlo siquiera. No me merece la pena el amor, ni la vida, ni el placer porque existe el desamor, la muerte y el dolor. Pero el a

         Era una noche como otra cualquiera, ni siquiera podría decirse que era diferente por la temperatura. Al contrario, era una noche de invierno igual a todas, como fabricadas mediante  un molde gigantesco por un Dios funcionario del Estado Eterno del Cosmos . Hacía  frío y la humedad de las últimas lluvias reforzaban la sensación de invierno. Pero estabas allí, podía percibir el perfil de tu sonrisa, de tus labios finos y sinceros. Sabía que me mirabas, aun cuando tus ojos se fijaban en otras personas, en otras cosas. Sabía que tus oídos se agudizaban cada vez que yo decía algo y sabia perfectamente que yo era tu objetivo. -."No sigas mirándome de esa manera, aparta las estrellas del firmamento de mis sombras, del terciopelo del alma rasgada por las soledades".-          Volviste a sonreír, y seguías arrastrando tus miradas, con la seguridad de que no podía resistirme a tu poder.          Entonces comenzaste a relatar  la historia de tus sentimientos, la aven

         Los años pasan, cada vez soy más viejo, y aun así la primavera sigue rozando mis mejillas. Parece mentira que, a pesar de haber vivido tanto...tanto...sigo asombrándome de la belleza y no puedo dejar de preguntarme  ¿qué pasará con ella cuando todo acabe? .          Es cierto que todo acabará, pero será un todo concreto, de sus cenizas, de su rastro, de su sombra etérea nacerá otro "todo" , otras flores se abrirán al paso del carro de oro de la  Magna Mater, Otros bosques se alzarán tras mi muerte, y otro yo volverá a nacer eternamente, arrancando en una novedad infinita, nacida del absoluto olvido, de la absoluta nada momentánea que significa el tránsito.          Este eterno círculo de la primavera, esta danza infinita de musas antiguas y perfectamente bellas, me hace sonreír y no temer más a la muerte ni a la vida y nace la esperanza por encima de todo resentimiento, de todo odio frustrado. Nacerá otra vez la experiencia profundamente humana del asombro, d