EL INSTANTE PRECISO

       Cuando la tormenta pasó, supuse que sobrevenía la calma más hermosa, imaginaba que el viento se traduciría en brisas oceánicas y un atardecer de oro lleno de vida. Cuando cesó el ruido de los truenos, pensé que el silencio me dejaría escuchar el pulso de la tierra, el caminar de los insectos sobre mis muslos.
Pero no fue así, mis ojos se abrieron a un mundo destrozado, en ruinas, un alma muerta y en descomposición.


-. ¿Sabes una cosa?-. él escuchaba con media sonrisa, una sonrisa adorable y dulce, sus ojos grades y oscuros eran los mismos ventanales de su espíritu.
-.dime.- respondió con voz suave y pausada.
-. que me da igual todo, que aborrezco el día en que te conocí, que no me has merecido la puta pena.-
reí para mis adentros,o quise hacerlo. Ha llegado el momento de la aurora, del comienzo. Ha llegado el momento de la venida de un verdadero mesianismo, del amor a mi propia sustancia, a mi propia vida.
       El amor siempre es amor,  y ahora he de vivir en medio de unas ruinas sobre las que se levantarán nuevas civilizaciones, como cicatrices de la Historia.





-. ¿Sabes una cosa? ¡que te den!

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