EL MUNDO DE ODISEO

         R. abrió los ojos, para intentar comprender, para poder asimilar aquello que ocurría ante su presencia, en su propia vida.  Quiso sentir la suave y cálida caricia del tiempo en su piel, en sus oídos, en sus mejillas.  Pero no de trataba de comprender ni entender nada, solamente era preciso vivir, experimentar la dulce sensación de una presencia, de un latido casi imperceptible, casi adormecido. -."El peso de tu amor me lleva hacia lo más hondo de mi mismo, hacia lo más hermoso de la vida".-          No sabía cuanto iba a durar aquello, era imposible predecir el momento en el que todo se acabara, porque todo es efímero, porque el amor no es eterno. Los dioses, construidos con ladrillos de amor, murieron hace siglos. -."no me importan los días ni las noches contigo, no me importa saber qué eres porque te miro con los ojos cerrados y el corazón abierto, porque confío en el filo de tus cuchillos hirientes, en el sentimiento profundo de unas manos que se ent

         En el momento menos esperado, en el instante menos preciso surge la idea, el destello misterioso que ilumina a la razón cosificada por la rutina. -."Soy un hombre normal, un ser anodino, una persona gris, pero soy capaz de pensar, imaginar nuevas realidades, nuevas Historias".-          Y R. caminaba despacio, con la mirada perdida en el gris de las aceras desgastadas, carcomidas por los pasos de seres anónimos, de personas indiferentes a sus propias existencias.  No quiso pensar demasiado, sólo dejarse llevar por el momento, por la ilusión de un espacio interior, por el frío de los inviernos que nunca existieron. -."Sólo deseo imaginar, soñar que no es este mundo el que me ha tocado vivir, el que se me ha impuesto para respirar".-          Seguir soñando para que esos sueños se materialicen, se hagan algo patente y eterno porque los sueños deben realizarse y deben dejar de ser efímeros. Sus pasos le llevaban a lugares inesperados,  a un crepúsculo

         Hay momentos en los que pienso que estoy perdiendo el tiempo, que dejo escapar los lentos golpes de un péndulo vital, de una cadencia silenciosa y ligada al pulso de mi vida. Y es inevitable girar la cabeza, convertirme en la estatua de sal, añorar las cebollas de Egipto, porque la vida se me ha ido sin darme a penas cuenta. -."Cualquier tiempo pasado no fue mejor, porque, simplemente, es pasado y el pasado ya es imposible de reinventar".-          Descubro que voy pasando por las tres edades, pero no expresadas en la manera de caminar sino en el modo de experimentar el tiempo. De adolescente vivía en el futuro, porque aun no existe el pasado y el presente no era más que un instante propedéutico. Ahora estoy en el puro presente, porque no quiero anclarme en el pasado, hipotecar mis mejores momentos en acontecimientos que ya no están. Pero llegará un momento en el que se vivirá exclusivamente en el pasado, contemplando las hojas amarillentas y desgastadas d