OXÍGENO
-."¿Saliste anoche?".-
-."Sí"
la pregunta poseía una leve carga de responsabilidad, de preocupación, de invitación a la vida, pero no para R sino por si mismo. Hacia ya más de dos años que la relación había cambiado, y lo hizo de manera tortuosa, dolorosa, imposible.
-."Sí, salí, pero no anduve buscando sexo, ni siquiera compañía. Me dediqué a caminar, a mirar a la gente".-
R. había descubierto el secreto maléfico capaz de ennegrecer las alas de un ángel, consiguió entrever la sombra de la absoluta soledad.
.-" ¿En serio?".- le preguntó su ex amante con su mirada incrédula, con sus ojos marrones y grandes y con la cotidiana dureza de aquel que en el fondo se tiene a si mismo como opción primera.
-.¿Y qué mas da?".-
R. se marchó , se volvió sobre sus propios pasos, sin esperar nada, sin querer ya nada porque precisamente ahora ...ya es tarde. No hay nuevas oportunidades no hay momentos gloriosos por llegar...no hay nada.
Ante el camino de la desesperanza R. tendió un puente de oro fundiendo el corazón más profundo que jamás se haya conocido. Y cruzar el puente es el intento de seguir viviendo y tejiendo las redes que han de capturar esos pequeños momentos de oxígeno.
-."Sí"
la pregunta poseía una leve carga de responsabilidad, de preocupación, de invitación a la vida, pero no para R sino por si mismo. Hacia ya más de dos años que la relación había cambiado, y lo hizo de manera tortuosa, dolorosa, imposible.
-."Sí, salí, pero no anduve buscando sexo, ni siquiera compañía. Me dediqué a caminar, a mirar a la gente".-
R. había descubierto el secreto maléfico capaz de ennegrecer las alas de un ángel, consiguió entrever la sombra de la absoluta soledad.
.-" ¿En serio?".- le preguntó su ex amante con su mirada incrédula, con sus ojos marrones y grandes y con la cotidiana dureza de aquel que en el fondo se tiene a si mismo como opción primera.
-.¿Y qué mas da?".-
R. se marchó , se volvió sobre sus propios pasos, sin esperar nada, sin querer ya nada porque precisamente ahora ...ya es tarde. No hay nuevas oportunidades no hay momentos gloriosos por llegar...no hay nada.
Ante el camino de la desesperanza R. tendió un puente de oro fundiendo el corazón más profundo que jamás se haya conocido. Y cruzar el puente es el intento de seguir viviendo y tejiendo las redes que han de capturar esos pequeños momentos de oxígeno.
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