ESPERANDO A LA PRIMAVERA
R. elevaba sus ojos constantemente hacia el cielo esperando la primavera. pero las nubes seguían mostrando su rostro difuso, nacarado, como intensas medusas que se mantienen entre dos aguas. El aire frío circundaba su rostro, y le forzaba besos no deseados con un pasado que siempre quiso olvidar. Los latidos de su corazón se habían convertido en el místico péndulo de un reloj interior que, en un balanceo sin término, hacía jirones su vida, a cada paso, a cada momento.
Con sus pensamientos convertidos en un océano viscoso y abigarrado, intentaba invocar a la primavera, y le parecía verla surgir de la espuma del mar, tal como relatan los mitos griegos el nacimiento de Venus. Nacía ella toda hermosa y pura, irradiando vida y esperanza. Nace la primavera y se inicia un nuevo ciclo, algo desconocido y arcano, lleno de incertidumbre, capaz de tensar el arco de la existencia.
-.Primavera, yo te invoco, clamo a tí. Eres el ser más hermoso que jamás haya existido. Tras las esquinas presiento los rayos de tu luz y el horizonte se convierte en la frontera de la existencia. Sólo quiero verte de nuevo, y sentir igual que un amante cuando contempla la silueta de la persona amada en la lejanía. La diosa menos divina que jamás haya existido en la mente del género humano, la mística hecha biología y reacciones desconocidas de la Tierra. Tuyas son las flores del mundo, y el verdor de los campos que el viento acaricia y convierte en haces de plata. .-
La hermosa diosa material, hecha de todas las rocas y aguas del mundo, levantada con el empuje de las semillas, hija del sol y del mar, guarda silencio. La belleza es silenciosa, tanto es su poder que el simple susurro de su respiración es suficiente para arrasar el espíritu de todos los seres. La belleza es bondadosa y sólo los seres bellos son capaces de amar, porque su simple existencia es puro don al universo.
-.¡ Deslúmbrame diosa Primavera, quiero ver de nuevo tus ojos en el azul del cielo, y que el calor tibio de tu cuerpo temple los inviernos de mi vida!-
Con sus pensamientos convertidos en un océano viscoso y abigarrado, intentaba invocar a la primavera, y le parecía verla surgir de la espuma del mar, tal como relatan los mitos griegos el nacimiento de Venus. Nacía ella toda hermosa y pura, irradiando vida y esperanza. Nace la primavera y se inicia un nuevo ciclo, algo desconocido y arcano, lleno de incertidumbre, capaz de tensar el arco de la existencia.
-.Primavera, yo te invoco, clamo a tí. Eres el ser más hermoso que jamás haya existido. Tras las esquinas presiento los rayos de tu luz y el horizonte se convierte en la frontera de la existencia. Sólo quiero verte de nuevo, y sentir igual que un amante cuando contempla la silueta de la persona amada en la lejanía. La diosa menos divina que jamás haya existido en la mente del género humano, la mística hecha biología y reacciones desconocidas de la Tierra. Tuyas son las flores del mundo, y el verdor de los campos que el viento acaricia y convierte en haces de plata. .-
La hermosa diosa material, hecha de todas las rocas y aguas del mundo, levantada con el empuje de las semillas, hija del sol y del mar, guarda silencio. La belleza es silenciosa, tanto es su poder que el simple susurro de su respiración es suficiente para arrasar el espíritu de todos los seres. La belleza es bondadosa y sólo los seres bellos son capaces de amar, porque su simple existencia es puro don al universo.
-.¡ Deslúmbrame diosa Primavera, quiero ver de nuevo tus ojos en el azul del cielo, y que el calor tibio de tu cuerpo temple los inviernos de mi vida!-
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