ESCAPARATE
Me he pasado la vida mirando escaparates, contemplando aquellas cosas que he deseado a través de una pared de cristal, haciendo del vidrio un Muro de las lamentaciones cada vez que miraba con desesperanza el objeto de mis deseos y de mis ilusiones. Un vidrio se ha interpuesto entre mi vida y el resto del mundo. Es duro soñar con cosas reales, contemplar cómo aquello nunca ha de pertenecer a tu mundo, y es que el destino ha sido cruel convirtiendo en inaccesible lo que puede date la felicidad. Un muro de vidrio frío y duro se interpuso ante lo que más he amado. Difícil es vivir, cuesta trabajo, como dijo un filósofo al que no pretendo citar, pero que estaba totalmente en lo cierto. Vivir es difícil y hasta cruel cuando el escaparate se ha convertido en la tónica de toda una existencia. Ha sido cruel porque se ha interpuesto entre mi persona y mis hijos, a los que sólo puedo contemplar en la lejanía, o imaginarlos tras las palabras arrancadas a alguien que está cerca