Metrópolis

R. reconocía perfectamente sus propias palabras, y aceptaba el destino, igual que se acepta una mancha en la piel , o una caries, pero algo sintió cuando le vió  liándose con otro.
Daba igual, aquel lugar era para eso, para tener un sexo  directo y rápido, ae suponía que él mismo estaba allí con esa idea, y allí le encontró, besando con furia unos labios que ya no eran los suyos
Por momentos pensaba que la vida era una puta mierda, que nada era verdad, o tal vez la vida era un sueño, que sólo es verdad en el momento en el que se está viviendo, o, peor aun, que no existe la verdad. Si no hay verdad, todo es deriva, no hay pertos ,ni playas conocidas.Pero esas playas han de existir, o no...
-"¿Qué es lo que fue verdad de nuestra historia?"- la única verdad tal vez fué la suya, él fué una de esas playas encontradas en las corrientes de un mar sin espíritu.


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 Recordó aquellos dias y aquellas noches, en las que llegó a sentirse importante, atractivo y ...algo parecido a lo que debe ser feliz.
-. "Vale, ha llegado mi momento"-. se marchó de aquel lugar, con un cigarrillo en la boca, a paso ligero y decidido hacia ninguna parte. Por las calles se movia una multitud de personas sonrientes y borrachas. El pavimento se hacía blando a sus pasos, cuando las suelas de las zapatillas se pegaban al suelo, oía su caminar y los latidos de su corazón, adentrándose en la oscuridad de los callejones, sin miedo, igual que un soldado al que nadie espera.

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