BRISA

         Se mendiga el pan, el dinero, el poder, la popularidad...pero no se puede suplicar el amor. El alimento hay que trabajarlo, sufrirlo, es necesaria la fuerza vital para seguir respirando cada día. pero el amor es como la brisa, tiene que llegar por si solo, dejarse sentir en el rostro que se siente sorprendido por ella. El amor ha de llegar como un ladrón en la oscuridad, como  aquella golondrina que una tarde se posó alegremente sobre el alféizar de mi ventana.




          Amar es cosa de dos, son muchas las brisas en las que volvemos la cara, sencillamente porque no estamos preparados para ellas.  Y así se corre el riesgo de perder lo mejor y lo peor de la vida. Puede que alguien nos ame y no seamos capaces de sentir lo mismo, sintiendo envidia de aquel que se nos acerca con las miradas y las palabras, envidia por no poder sentir lo mismo.
          Amar es también un riesgo, porque muchas veces rozamos con los dedos aquello que no ha sido creado para nosotros. Es entonces cuando  la vida parece que nos señala como seres indignos de la felicidad.
         No queda otra que salir cada mañana, esperando un viento suave, una presencia invisible que perturbe el espíritu.

Comentarios

Entradas populares de este blog

VIENTO

LA CALMA

TU AMOR