LA CADENA DE PLATA

         El verano cayó a plomo en una sola tarde, era el sol poderoso quien ordenaba el mundo y el cosmos entero. El fuego se convertía en ser humano, en presencia que  ofrece abrazos infinitos. Aquella tarde las aguas del lago dejaron de ser espejos para convertirse en atmósfera vital, el quinto elemento imaginado por los antiguos pensadores.
         Tu presencia pareció derrumbarse bajo mis palabras sinceras y llenas de amor, una frase envuelta de plomo blando del pasado, adherido en la superficie de experiencias límites que, cuando las recuerdo, se hacen dolorosas.
         Sólo hizo falta el conjuro de la amistad, del respeto verdadero y sincero para que los ojos de zafiros se hicieran envolver por rubíes.
-."Sólo te digo aquello que siento, lo que me hace vagar en el desierto interno de mis experiencias. Sólo te pido comprensión ante un ser que, siendo fuerte y valiente como el guerrero de la Odisea, se desmorona en sus grietas interiores."-




         Fuiste rebelde por unos instantes, incomprensiblemente distinto en fracciones de segundos, como una tormenta de verano de granizo impetuoso y arrollador. Fue la respuesta instintivo del héroe ante  la sombra de un ejército lejano.

Aquella tarde, pisando  cuarzo dorado, cerré las puertas a otras nuevas presencias,  pero la tuya no quiero que  me la cierres. Y lo imploro ante el altar del druida misterioso que había en medio de la esmeralda de tu espíritu.

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