Ha llegado el momento que más temía, el límite que parecía estar perdido en la infinidad de un horizonte curvo y cortante. Estoy al borde de un precipicio , el final de todos los finales, lo impensable siempre puede ocurrir, aunque sea desde el miedo que causa su sombra. Al final se pronuncian las palabras que se metían furtivamente en el interior del alma, al final fueron invocados los rechazos y los desprecios. Lo contrario del amor es el rechazo, el abandono y el olvido. Olvidar es la muerte, borrar las presencias recurrentes en la mente de aquellas personas que alguna vez te conocieron. Pero el olvido no es algo repentino, es el resultad final de un proceso que comienza con el apartamiento. Cuando el ser que amas empieza poco a poco a desplazarte de los diferentes ámbitos de su vida, desde los más superficiales para terminar con la eliminación de tu presencia en los momentos cruciales de su existencia. Este paso te convierte en un recuerdo que, con el tiempo , se hace vago, impreciso, borroso y , más tarde, confuso. De ahí se pasa al olvido. Querido hijo, no quiero encontrar causas, no quiero razones ni motivos. Me basta con saber que no quieres verme, ¿qué más da el porqué?, al final te alejas de mí y yo...lo tengo que comprender. No reclamo derechos de padre, porque yo no tengo derechos, pero el alma se me rompe cuando imagino tu presencia rodeada de personas a las que quieres y yo no estoy entre ellas. Halgo hice, no lo voy a discutir, algo que te arrancó de mi. Quisiera no sentir, no pensar, no existir en estas existencias cáusticas y dolorosas. Vivir es encontrar el deseo de vivir, nada más. En mis clases suelo decir que el sentido de la vida es la felicidad, ella es la que sustenta la tensión interior que te hace desear seguir viviendo. Pero mi felicidad eres tu y tu hermana, y si me faltáis uno de los dos no puedo ser feliz. No viviré, a lo sumo lucharé por sobrevivir. Querido hijo, te deseo la mayor de las suertes, porque eres la mejor de las personas. Ojalá Yo fuera un mago y convirtiera el mundo en el jardín más hermoso de universo, simplemente para que tú pudieras contemplarlo. Seguramente no me dará tiempo a ver tus logros en la vida, es posible que se me impida conocerlos, pero eso no es lo más importante. El único miedo es que me olvides, que un velo negro y tupido cubra mi presencia y desaparezca disuelto en el aire. No me olvides, te lo pido, y si lo haces hazlo con suavidad, poco a poco, gual que se me escapa la vida, sin darme cuenta.

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