LUCES

Tus pasos eran ligeros, y avanzabas un metro por delante de mí. Tenías prisa. Te observaba por detrás, miraba cada uno de tus movimientos, ágiles y decididos. Eso aumentaba tu atractivo, tu capacidad de seducir.
-"Aquí es" me dijiste tocando la puerta de bronce de un hostal, uno de esos que pasan desapercibidos, como ocultos a los viandantes diurnos. Abriste la puerta y subimos las escaleras, demasiado estrechas para ir a la par. Primero tú, luego yo, entramos en la habitación.




 No dejabas de sonreir, con una seguridad infinita en tu propio éxito, mientras te despojabas de tu camiseta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

VIENTO

OJOS DE ESTATUA

LA CALMA