CAMINAR

       Aun te puedo ver, ascendiendo sobre las dunas , caminando en medio de un torbellino de arena y sol. Aun  contemplo  el movimiento violento de tus ropajes, azotados por un aire incesante.     
      Tu piel morena dorada por un sol  poderoso, como a las tiendas de los beduinos, y que desafía a los aceros de cuarzo. Tus ojos grandes y negros, me parecen hermosos cristales.
Sabes que no consigo olvidarte;todavía no.









       No quiero dejar atrás tu sonrisa, ni tu mano apoyada sobre mi hombro. Aquella noche me pareció ser un rey que atraviesa orgulloso las jambas de su palacio, vestido de gloria, y de aspecto terrible. Como aquel rey bíblico que era capaz de fulminar con una de sus miradas.
        Una mano tuya, apoyada sobre mi hombro, sabiendo que eras tú el que me apoyaba a mi y a mi propia debilidad, me pareció todo un universo.
        Seguiré caminando por el desierto, enamorado del aire, de las arenas del calor y de los millones de horizontes, que surgen cada vez que me arrastro hasta una cima que parece viva.
Todavia no te olvido, pero supongo que  queda poco de desierto.

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