AMAR A UN HIJO
Quiero que sepas que el tiempo pasa, esto ya lo sabes, pero es necesario que seas consciente de ello. Que el tiempo se desliza como las gotas de lluvia en los vidrios del alma, arrastrando las minúsculas partículas del dolor y la desesperanza. Algún día sabrás que el dolor deja unas cicatrices invisibles en el espíritu que te acompañan de por vida y que las sientes cuando acaricias las emociones internas de tu existencia.
La perspectiva que me han dado los años ha sido muy rica, porque he sabido elevarme por encima de los vastos campos de la soledad y del abandono. El erial de aquellos momentos perdidos me enseñaron muchas cosas, igual que un anacoreta retirado en el desierto antiguo de las tierras turcas, me encontré con un ángel que ha sabido guiar mis pasos, apareciéndose de modo imprevisible y llenando de belleza el aire en el que vivo sumergido. Pero si algo he aprendido es a amar, porque el amor no es sólo un sentimiento, no se siente, se vive. Los sentimientos nos sobrevienen de forma impetuosa y se marchan cuando una de las ventanas de tu ser ha quedado abierta. Amar es mucho más que eso, más que la sinrazón o la locura o la pasión. Amar es ser capaz de algo, ser capaz de entregar la vida en sus múltiples fracciones, porque vivir es igual que la arena de una playa oceánica, en la que se aglutinan millones de cristalitos de cuarzo que deslumbran en los rayos del sol de mediodía, y la vida se entrega poco a poco, como cuando la brisa levanta esos mismos granitos de arena tiñendo el aire de oro.
Amar es saberse capaz de entregar todo, hacerlo por propia voluntad y porque tu propio ser te empuja a ello. Se ama porque quieres, y has de ser libre de esperar compensaciones, ni tan siquiera una sonrisa Se ama sin exigir, sin esperar, porque esa es la naturaleza del verdadero amor, la absoluta gratuidad. Y no te imaginas la libertad y la felicidad que sólo el amor gratuito te puede dar, porque no te hace depender de si te quieren o de si te recuerdan , no dependes de nada . únicamente de tí mismo.
Sabes que te vea o no te vea, me sonrías o no, me esperes o no, si hablas o permaneces en esos silencios tuyos tan cortos y tan eternos, si eres niño o te haces hombre, siempre, sin esperar nada, sabiendo que no puedo ni quiero otra cosa que saber que existes, seguiré queriéndote no igual que cuando te ví nacer, sino mucho más. Aunque reconozco que tus muestras de cariño hacen que mis manos tiemblen mientras escribo estas palabras. Que sepas que ser padre es algo de por vida, como la unción de un rey cuando es coronado con oro y piedras preciosas, que el peso de esa corona llena de dignidad hasta el último aliento. Y sabes que mi alma, mi vida y todo lo que hay en mi existencia es el último refugio que siempre encontrarás, que mis manos siempre estarán tendidas en las tormentas glaciares que te puedan sorprender y que la tenue luz de mi vida estará encendida en las noches oscuras y frías.
La perspectiva que me han dado los años ha sido muy rica, porque he sabido elevarme por encima de los vastos campos de la soledad y del abandono. El erial de aquellos momentos perdidos me enseñaron muchas cosas, igual que un anacoreta retirado en el desierto antiguo de las tierras turcas, me encontré con un ángel que ha sabido guiar mis pasos, apareciéndose de modo imprevisible y llenando de belleza el aire en el que vivo sumergido. Pero si algo he aprendido es a amar, porque el amor no es sólo un sentimiento, no se siente, se vive. Los sentimientos nos sobrevienen de forma impetuosa y se marchan cuando una de las ventanas de tu ser ha quedado abierta. Amar es mucho más que eso, más que la sinrazón o la locura o la pasión. Amar es ser capaz de algo, ser capaz de entregar la vida en sus múltiples fracciones, porque vivir es igual que la arena de una playa oceánica, en la que se aglutinan millones de cristalitos de cuarzo que deslumbran en los rayos del sol de mediodía, y la vida se entrega poco a poco, como cuando la brisa levanta esos mismos granitos de arena tiñendo el aire de oro.
Amar es saberse capaz de entregar todo, hacerlo por propia voluntad y porque tu propio ser te empuja a ello. Se ama porque quieres, y has de ser libre de esperar compensaciones, ni tan siquiera una sonrisa Se ama sin exigir, sin esperar, porque esa es la naturaleza del verdadero amor, la absoluta gratuidad. Y no te imaginas la libertad y la felicidad que sólo el amor gratuito te puede dar, porque no te hace depender de si te quieren o de si te recuerdan , no dependes de nada . únicamente de tí mismo.
Sabes que te vea o no te vea, me sonrías o no, me esperes o no, si hablas o permaneces en esos silencios tuyos tan cortos y tan eternos, si eres niño o te haces hombre, siempre, sin esperar nada, sabiendo que no puedo ni quiero otra cosa que saber que existes, seguiré queriéndote no igual que cuando te ví nacer, sino mucho más. Aunque reconozco que tus muestras de cariño hacen que mis manos tiemblen mientras escribo estas palabras. Que sepas que ser padre es algo de por vida, como la unción de un rey cuando es coronado con oro y piedras preciosas, que el peso de esa corona llena de dignidad hasta el último aliento. Y sabes que mi alma, mi vida y todo lo que hay en mi existencia es el último refugio que siempre encontrarás, que mis manos siempre estarán tendidas en las tormentas glaciares que te puedan sorprender y que la tenue luz de mi vida estará encendida en las noches oscuras y frías.
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