EL CREPÚSCULO

El verano se estaba acabando y el calor ya empezaba a templarse por las mañanas. R. tenia la impresión ,de que el sol se deslizaba y hundia lentamente en una lámina de cristal blexible.

-."Todo es igual, todo se acaba, se extingue"- se repetía en su interior, y no le valía la idea de que las estrellas que brillaron más muriesen antes. No

La vida se va definitivamente. Miles de fotogramas pasan si apenas poder vivirlos, pero lo terrible, lo trágico es que llegas a verlos unos segundos, o una miserable fracción de segundo. Vivir es una jodida faena, es permanecer pegado como una mosca a un papel encolado que alguien supremo tiró al suelo.

-"Me falta el valor para vivir y para morir"- pensaba R. ¿Porqué todo ha de ser tan radical, tan dramático?,

-"lo mejor es hacer lo mismo que el sol, desvanecerse"- ser admirado u olvidado en una estela roja y malva, acariciar la realidad en una brisa misteriosa.

R. caminó lentamente hacia su casa, nunca había tenido tanta serenidad, tanta paz. Tal vez había encontrado el camino de la felicidad, o simplemente del descanso. Cansado de buscar, de no encontrar de vivir.



Al entrar en casa , ya tenía todo pensado, lo había pensado muchas veces, infinidad de veces. Incluso llegó a ccreer que era la taréa de su vida.

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