LA DIOSA

         La diosa caminaba lentamente, conducía sus pasos por entre los riscos del inmenso y grisáceo monte. Con los pies desnudos y rosados, sintiendo el latido de la tierra, el poder de la tierra, el dolor de la tierra, levantaba su rostro iluminando con una luz mística y serena aquel horizonte que dejaba de ser violeta. Quería llegar a la cima, quería romper el aire con la cuchilla afilada de su presencia, de su belleza eterna, inmortal. En el último escalón pétreo estaba el borde de su poder. Contempló a la tierra con amor y descubrió que no había nadie más.
         La diosa está sola, siempre lo ha estado. De nada le valieron sus búsquedas, sus deseos de encontrar a sus iguales, la soledad llegó a convertirse en el perfil de su propia divinidad, como un velo espeso que se le enfrentaba a cada uno de sus pasos.







-."Qué es la soledad, sino la consciencia del propio yo".- pero no era verdad, el yo sólo puede ser percibido en el otro, igual que la luz se hace viva en la oscuridad.
Estar sumida en la soledad se tradujo en la intuición de sus diálogos interiores,
-."Sólo los dioses están hechos para vivir solos".-
Entonces deseó ser otra cosa, ser pájaro, ser árbol, ser roca, ser agua...ser humana.
-. "No, la soledad es el vértigo de la infelicidad".

Comentarios

Entradas populares de este blog

VIENTO

TU AMOR

OJOS DE ESTATUA