DE PROFUNDIS
-."No me estás entendiendo".- le dije sin casi mirarle, sin casi querer sentirle cerca. Realmente no me entendía, porque su mente iba por otro camino. .-"No quiero hablar más,".- fueron tus últimas palabras. Decidimos caminar sin rumbo, las pequeñas calles del viejo Madrid se sucedían en un rosario de sentimientos y misterios reales. Aquella tarde me sentía más vivo que nunca, y mi piel absorbía tus presencias y tus respiraciones. -."Si me marcho ahora no volveré nunca más".- -."Tú mismo, eso es una decisión tuya".- decías sin mirar. -"Sabes perfectamente que me haces daño si no me miras".- me miraste fugazmente, seguramente lo hiciste para que no quedara duda de tus buenas intenciones, de la entereza de tus palabras. Entonces me marché, y lo hice sin mirar atrás sin convertirme en estatua de sal, en ridícula imagen de mi mismo. Metí las manos en los bolsillos y aligeré el paso, era capaz de escu