FUTURO

       R. era muy consciente de que no era capaz de vivir el presente, las cosas se le escapaban de las manos mucho antes de que le ocurrieran de forma fehaciente.
-. ¿Qué es el presente?.- se preguntaba con frecuencia sobre todo cada vez que rompía la barrera etérea de un futuro improgramable.
-.El presente no existe,.- pensaba R..-
 -. Sólo el pasado y el proyecto. Un pasado remoto, desde la infancia o la adolescencia, que parecen que se borraron de sus pensamientos. Pero no; las ideas y las experiencias siguen ahí, ocultas como un fugitivo tras la esquina. Y el futuro es proyecto, trazado sobre el papel de las experiencias pasadas, de las vivencias que R. tuvo o que crecia haber tenido, porque en muchas ocasiones llego a dudar de su propio pasado.
       Con estas ideas se le pasaban los días, construyendo mundos inexistentes, embriones de vidas posibles o imposibles.Cada vez que volvía del trabajo, su camino era una red de pensamientos, de sentimientos y esperanzas. Desear el futuro pero ¿y el presente?







       Es cierto que existe el pasado, que forma parte del abigarrado interior del alma, es cierto que las cosas que me han ocurrido marcan a fuego el cuero del espíritu. También es verdad que el futuro es ilusionante, o sombrío según se mire. El futuro brilla como una hoja de plata, pura, impoluta de muertes o desgracias. Pero no es menos cierto que pasado y futuro no viven, no palpitan, no respiran. Sólo vive el presente, el constante movimiento de esa intersección entre pasado y futuro con un latido ruidoso y firme.
       El pasado ya murió, el futuro aun no ha pasado, pero el presente es lo que tengo, como un reloj cuyas agujas apuntan hacia una hora, la presente, aunque sus diminutos brazos pretendan alcanzar lo que todavía no es, lo que será, lo que deseo que sea.
       Vivir el presente es extraer de la vida todo lo que el pasado me dio y lo que el futuro puede ofrecerme, sentir el presente es construir un porvenir lleno de valor, trabajado en un oro purísimo y eterno. El presente me hace amar al pasado y desear el futuro.
       El día de mi muerte ocurrirá cuando las lineas del pasado y del futuro se tracen en paralelo cuando mi existencia deje de ser proyectada hacia un devenir posterior desde un mundo pretérito y acabado. Y el futuro tras la muerte es la eternidad, ya sea de movimiento llevado en una inercia infinita o de silencio total. La muerte es la ausencia de presente, no de futuro. La muerte es el paso definitivo a una encrucijada: la luz eterna o la infinita oscuridad.

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