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Mostrando entradas de febrero, 2013

EL MAGO

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         Aquel hombre delgado, sonriente y de vivos ojos, era el mago con su verde y polvoriento gorro, del que asomaban mechones de cabello negro y brillante. Solía aparecer por plazas y cruces de calles mostrando todo un mundo de prodigios. Era capaz, decían algunos, de transformar el plomo en oro, de construir palacios con escombros, de limpiar las miradas que han sido enturbiadas por la vida y el dolor.         Los rigores del invierno no eran su momento, siempre lo encontrabas en las dulces tardes de primavera, aquellas jornadas en las que las brisas están llenas de la vida y las tardes se hacen de oro. El mago era imprevisible, nadie sabía exactamente el momento de su llegada, ni de su desaparición. Sólo se escuchaba su voz, como un susurro, como algo cotidiano pero extraordinario a la vez:. -.Venid todos, que soy el mago, el artífice de los prodigios, la mano misteriosa y amable que os dará rumbos inesperados, ilusionantes. Seréis testigos de prodigios sutiles como el aire.-

LA GUERRA DE LOS ÁNGELES

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       La guerra de los ángeles comenzó, el momento terrible  tuvo un preludio: el silencio, aquella bruma macabra que siempre precede al estruendo. Sliencio que mancha la risa profunda de la alegría y la esperanza.         Se escucharon los gritos, los cantos de los ángeles negros, bellos como mares embravecidos, como rocas  que se yerguen sobre la superficie de lagos de mercurio.        Alguien alzó la cabeza y pronunció una frase como se recita una invocación: -. Ya se acercan, desplazandose por los espacios infinitos, cortando el aire a velocidades vertiginosas rompiendo las mambranas de las siete esferas.-        El rey de los ángeles blancos mantenía su rostro perfecto, marmóreo, eternamente masculino, fuerte, alzó su voz y gritó: -. Ángeles de las alturas, recoged vuestras blancas alas, cerrad los ojos porque esta guerra no la vamos a ganar. .-       Y la lucha comenzó en un misterioso rumor, como de olas marinas que se recogen, como de hojas de robles que rozan ent

PASOS

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       Hay momentos en la noche que creo oír pasos. Es el momento en el que la oscuridad llega a gotear, cuando se convierte en una cortina densa e inmediata. Los instantes más intuitivos y eternos, aquellos que se presentan en forma de presión sobre unos ojos ya inútiles y, contradictoriamente abiertos hasta la extenuación.        Creo oír pasos, que se arrastran lejos de mí. Y sé perfectamente que estoy solo, que en mi entorno no existe nada que pueda provocar aquellos ruidos. -. Lo sé. No hay nadie. Únicamente yo.-        Sin embargo tiendo a huir hacia delante, buscar el origen de los pasos pensando a cada momento lo estúpido de la situación.        Y cuando surge la luz del día, los pasos quedan al margen de todo, y ya da igual, porque se envuelven en la verdad de la vida, aquella que el sol me pone en mis manos. Y ocurren tantas pequeñas cosas, que los pasos quedan al margen, y casi no merecen la pena. Hasta que llega la noche, y de nuevo desaparece todo para quedar únicament

LA VERDAD

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Dicen los libros sagrados que la verdad nos hará libres, la verdad como desvelamiento de aquello que permanece oculto tras la imaginación, las suposiciones, las hipótesis teñidas de falsas esperanzas, frustación y dolor. Es esa verdad la que me libera y da opciones para entender mi propia vida, mis propios sentientos. Es la verdad la que me impulsa a tomar nuevos rumbos, felices y esperanzadores. -. Ahora lo entiendo, ha llegado el momento de ensamblar los trozos del pasado, de comprender tantas actitudes.- Con tu verdad se ilumina la mía, y se hace más íntegra, más perfecta, más encarnada en mi existencia. Aquellas entidades crípticas y misteriosas se manifiestan por fin y dan paso a un crecimiento del espíritu. -. Con tu sinceridad he llegado a entender el torbellino que aterraba mi mente a cada momento,- Fueron tus palabras las que trajeron la paz, la luz de la verdad que alumbra las sombras cenitales de mi rostro compunjido -.Lo que te dije lo sentía. Pero todo pasó.-

EL RAYO

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       La naturaleza sigue siendo poderosa, mágica. Hemos llegado a pensar que todo puede ser controlado, medido y previsto. pero no es así. En medio de las nubes oscuras y envolventes,surgen rayos, haces de luz y estruendo. En la Edad Media las gentes del pueblo llegaban a creer que era     Dios, que salía a buscar a las almas de los pecadores para arrojarlos al averno.        Pero los rayos son hermosos, deslumbrantes, amantes de la tierra, de los bosques. Su luz azul ilumina en breves segundos la negrura de la noche abriendo los ciegos ojos del espíritu, y convierte al día en un espejo roto en mil fragmento sque caen a mi alrededor, enfilando sus aristas a mis temores más profundos.        El rayo es como el amor, como la pasión más honda, que distorsiona y revuellve la vida entera. -.Que me alcanzó el rayo del amor y de la esperanza, que partió en dos corazón de cristal y ahora siento como dos, vivo como dos y espero como dos,. El rayo de los dioses, la luz poderosa d

EN EL PRINCIPIO

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                                                                               La primera vez no resultó tan difícil como se hubiera imaginado. Surgió y se desarrolló como algo extrañamente natural.  Cuando comenzo a trabajar en aquella sala, pensaba que él era diferente a los demás, alguien inasequible, dedicado únicamente a la admiración de aquella gente. La cosa era sencilla, había que ir a Málaga y luego quedarse el finde para bailar sobre un podium, nada más. El resto de la semana se pasaba entre clases dela Universidad, libros y el gym. Adoraba hacer pesas y muscularse, era una delas actividades que más satisfacciones le daba, y sobre todo le regaló un cuerpo espectacular, llegando incluso a competir. Y fue a raiz de una de esas competiciones cuando le surgió la primera oferta. -.No sé bailar.- dijo R. casi riendo .- lo hago fatal-. -. No importa, solo tienes que hacer prácticamente lo mismo que has hecho esta tarde en la competición, sales con un bañador y te mueves un

EL PERDÓN

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R. tenía en casa, guardado como un tesoro, un viejo jarrón. No era nada especial, simplemente un jarrón que fue herencia de alguien de la familia. Siempre le gustó, tan sencillo y puro, en su interior parecía contenerse un mundo completo, oscuro y misterioso.  Llegaba a asegurar que, en ciertos instantes, alguien invisible lo golpeaba con  un dedo y emitía el sonido de una campana. Sólo tenía aquel objeto porque, en realidad, aborrecía acumular cosas inútiles. Pero aquello era distinto  simplemente le gustaba y conservarlo se convirtió en una opción personal.        Una tarde se rompió. Sin darse cuenta le golpeó con un codo y cayó al suelo. El destrozo no fue grande, sólo se descompuso en dos grandes pedazos que facilitaron el arreglo.  -.Dios, mi jarrón.- pensó, aunque con la tranquilidad de saber que tenía fácil solución, simplemente pegarlo con cuidado, con amor. Y así lo hizo.        Pero desde entonces, nunca fue lo mismo. Aquel jarrón, en apariencia era el de siempre, el m

LA MÚSICA

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       Intento encontrar sonidos en todo aquello que veo. Parece algo imposible, pero no es así...todas las cosas suenan. Las paredes de mi casa suenan a momentos de soledad, de sueños, de expectativas y de fracasos.              La puerta es diferente, su sonido es más alegre, más ilusionante tal vez.  Cuando la miro, siempre ha de ser desde dentro, porque suena a algo que se abrirá, entonces se convierte un piano que golpea dulcemente un nocturno, o una rapsodia o...no sé qué. En cambio, si la miro desde fuera es casi como un réquiem. Da miedo verla, tan seria, tan rotunda, como invitando a entrar para no salir., se podría pensar que es más acogedora por dentro que por fuera.         El techo suena bien, porque no lo puedo palpar, es imposible tocarlo dando un simple salto. Por fin algo que, aunque es inaccesible, sé que existe. El techo es un dios, sí eso es, un dios que permanece inmutable sobre todos los acontecimientos de mi vida. y, por cierto, lo tengo que pintar de nu

EL MARINO

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El mar estaba muy calmado, a penas las olas movían el pequeño barco. -. ¡Qué sensación tan extraña cuando se ha pasado tanto tiempo luchando contra las marejadas!.- El viejo marino apenas hablaba, poca gente le había escuchado, y menos personas aun se atrevían a sacarle conversación. No es conveniente extraer palabras de aquel que sólo supo hablar con el mar, ese mar al que entrega su existencia cada minuto, cada palpito.Un océano lleno de amor sumergido, de naufragios grises. Navegaba siempre hacia el horizonte curvo, hacia los confines donde las aguas de los antiguos se precipitaban; el sitio donde los muertos se confunden con el aire, con el fuego de un sol eterno. Y el barco rasgaba la superficie del agua, aquel barco oxidado en el que el rojo de la pintura de su casco llegaba a confundirse con el óxido, y el azul de las franjas superiores a penas se reducía a unas escuetas manchas que, mirándolas con detenimiento, se asemejaban a extrañas caras y monstruos fascinantes.

LA FOTOGRAFIA

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        Sé que es una estupidez pero , cada vez que miro esta foto me dedico a acariciar los bordes. Es como si quisiera  saber hasta dónde llegó esta historia. A estas alturas de la vida, no tengo claro cuando empezó y cuando llegó a su fin. Hasta hace unos días  creí conocer el momento del inicio, estaba todo tan claro, tan nítido. Pero ahora dudo si todo ha sido una invención, una fantasía, un sueño. Y como todos los sueños, las imágenes se van difuminando conforme pasan las horas, hasta llegar al punto de no tener claro si lo soñaste o la mitad de las cosas que cuentas las has inventado.              Lo cierto es que ahora no estás y sólo queda esta fotogracía, eso es lo que me hay. Un sueño plasmado en una cartulina , esta foto que no consigo eliminar de entre mis cosas. Parezco una de esas personas incapaces de destruir una estampita religiosa, por miedo o...por si acaso. Como enredado en una maraña de supersticiones obsesivas y humillantes. Ahora me queda la escrit

EL SANTO

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R. entró despacio, sin hacer ruido. Es necesario el silencio, esa hoja en blanco, impoluta, en la que se iban a plasmar los sentimientos, Palabras escritas con aire y  pensamientos densos. Al llegar ante el Santo se derrumbó a sus pies, las juntas de las baldosas le hirieron en las rodillas y pronto el frío comenzó a subirle por las piernas. -.Esta me la debes, porque sabes que yo no puedo nada sin ti. Pero tú también sabes que el sentido de tu existencia es la desesperación de los hombres. Me la debes, porque me has vampirizado mis propias miserias para hacerlas tuyas.- -. Me debes tu milagro, y espero que los resplandores de tus manos puedan abrir mares.- -. Conozco el fuego de tu poder, conozco el terciopelo de tus palabras, y he sentido al frío de tu amor celestial. -.Quiero tus lágrimas de perlas, dame una, sólo una para que la pueda llevar incrustada en mi frente, clavada como las espinas. Déjame que las golondrinas manchen su plumaje con el rojo de mi sangre. Dame la

LLUVIA

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       Y llueve otra vez. Aquellas pequeñas esferas de cristal  precipitándose sobre mi rostro, me forzaban a cerrar los ojos, y a levantar mi frente a un cielo perlado, cargado de una vida cósmica y misteriosa.        El agua comenzó a formar pequeños regueros, hilos de plata, venas de mercurio que avanzaban por mi cara, mi cuello hacia mi pecho. El agua no me da miedo, no me importa mojar mi piel hasta calar el espíritu -. ¡Qué mas da!.- decian mis pensamientos -. No me importa que me mojes, ni que hagas inservible cualquier centímetro de mis ropas.- el agua me sonreía, jugaba conmigo y me hacía sentir la calidez extraña de un monzón perdido en el tiempo. -. Te amo lluvia,.- de nuevo volvía a sentir su risa, sus manos de vapor querían rozarme las mejillas y forzar mi sonrisa, -. Lluvia, amada mía, sigo esperándote en cada estación. Bésame, estréchate contra mí y posée  de nuevo toda mi existencia. Entra mi corazón, hasta que su tierra yerma vuelva a ser un vergel

LA CUERDA DEL POZO

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      Cada mañana atravieso un mar minúsculo, y no puedo evitar dirigir  mis ojos hacia los rayos del sol de se deslizan por su superficie. El mismo lago que atravesé ayer al atardecer. Las dos veces me pareció maravilloso, imponente y tremendamente amable. Las dos veces eran el mismo lago, aunque en momentos distintos. Pasar por encima de él es un instante fugaz, que apenas dura unos segundos, un parpadeo, un suspiro, pero la imagen de las aguas resplandecientes al amanecer y al atardecer se me queda grabada en las retinas y reviste el día, o la noche, de una magia especial, única. Es el mismo lago, es el mismo sol y la misma atmósfera, y yo soy el de siempre, el que viaja en un coche hacia el trabajo diario, pero los momentos son los que cambian. Algo así debe de ser la vida, o el amor, o la esperanza. La luz del momento transforma las cosas, las situaciones, la vida misma. En el alba de la vida, cuando el lago recibe  los primeros blancores del día,  cuando llega la noche de la