EL MINOTAURO

       Llegó el día del encuentro, pero no fue uno de esos que se hacen esperar. Al contrario, se me vino encima como una enorme ola, casi desprevenido, y no es justo, me he pasado parte de la vida esperando cosas que no llegan, y ahora...
       Habíamos quedado en un  bar conocido de ambos. Es curioso, tal vez nos hayamos encontrado sin saberlo, seguro que sí, el mundo es un puto pañuelo. Sería gracioso que tú o yo fuéramos uno de esos a los que no miramos siquiera, hay tantos...los mismos que ni nos miran a nosotros.
       No era necesario llevar nada para identificarse, ya nos vimos por la cam, y nos vimos del todo.
 Sólo queda esperar, yo siempre llego pronto a los sitios, soy incapaz de llegar tarde, será por mi carácter obsesivo compulsivo de mierda .
       Me senté en una mesa, en el interior del bar, aunque era verano no me apetecía estar sólo en una terraza. Alguien conocido podía pasar por ahí, y no queria mentir. Transcurrieron unos minutos y sentí que me tocaban el hombro -cómo se atreve-
-"hola ¿llevas mucho rato?-
como si eso importara, un segundo son mil años y mil años un segundo.
-"Acabo de llegar"- olías a perfume caro y tu ropa era una colección de firmas. Yo, en cambio, vestido de saldo, con unos zapatos buenos pero muy gastados.
       Cuando te sentaste sereno ante mí, pude contemplar mejor tu rostro, y conocer el tono de tu voz, intentando saber si todo lo que aquella noche me contaste era real.
Después de más de una hora, me dí cuenta de que me introducía en el laberinto de tu alma, y me gustaba.
-"Quieres llegar hasta el final ¿verdad?- no sé si le preguntaba, o le suplicaba.
-"Sí, si tú quieres".



-"Solo deseo encontrar tu ser, en algún rincón del mio".

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