EL APARTAMENTO

       No quería darle una impresión equivocada, no buscaba una simple conversación, o pasar la tarde como confidente de proyectos, aun así procuré sujetar mis impulsos, pero los dejaba entrever adrede. Mi deseo era fuerte y profundo, y mi cuerpo se abalanzaba por momentos hacia el suyo. Eso le gustaba, y yo lo percibía en su respiración contenida. Era imposible dejar de mirarle,de contemplar el perfil oscuro de sus pupilas verdes, que se dilataban por momentos, convirtiéndose en espejos de cristal negro.




       Dejé  que diera el primer paso, mientras me retorcía sobre el terciopelo del sofá rojo. Tomó un sorbo de su copa y puso su mano sobre mi muslo derecho, había llegado el momento. Acaricié su nuca y le besé. A partir de ese momento, ni una palabra, ni una mirada, nada...sólo fuertes caricias, y una violencia que se desbordaba, y la presión en el interior de mi pantalón hacía que olvidara, definitivamente, mi pudor.

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