EL DESCONOCIDO

       Lo primero que vi de él fue su espalda, ancha y fuerte. Luego su rostro, marcado y seguro.  Era de aquellos tipos que dan la impresión de ser inaccesibles, tan seguro de si mismo, tan activo, capaz de tomar deciones en un instante, y siempre con el matiz de la victoria segura. Luego recuerdo su voz grave y pausada, y sus medias sonrisas tan atractivas. Nunca pude imaginar que, su sola presencia, despertara en mí tanto interés, tanta admiración.
       Aquella tarde le vi aparecer, caminando con pasos rápidos, unas gafas negras le tapaban sus miradas. Tuve la tentación de seguirle, de caminar tras él, a escondidas, para no ser descubierto. Quise conocer algo más. Al pasar ante mí, un breve saludo y...nada más.





       Había pasado como un suspiro, en un momento tan breve y tan eterno a la vez. Entonces descubrí que había de ser así. Siempre me dijeron que la vida está llena de oportunidades, de ocasiones que hay que aprovechar, de trenes que debo de tomar a tiempo. Pero no... hay cosas que debes de contemplar, porque, en si mismas, son un fin.

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