SATURNO

         Todo pasa, es la realidad más verdadera. Estamos condenados a ser devorados por los dioses que nos crearon, y nuestra vida se convierte en la persecución de nuestros creadores para preguntarles porqué nos han creado.
         Y lo más efímero es la pasión, el amor que me diste por momentos, las caricias sentidas en un cuerpo ya sin piel. Cuando termina todo, cuando la noche vuelve a los sentidos más primitivos sólo queda la frustraciones y, en ocasiones, la desesperación. Otra vez Saturno devora a sus pequeñas divinidades, porque aun siendo hijos suyos les niega el derecho a durar, les niega su propia naturaleza.
-."No me hagas perder el tiempo, no me rompas el corazón, no deshagas la poca autoestima que queda en este espíritu torturado y cicatrizante".-




         La boca que es capaz de besar, de pronunciar palabras de amor, de invocar mundos en la mente, de generar la esperanza y la vida, esa misma boca se cierra y se pierde en la oscuridad de la noche, del tiempo.
-."Si todo lo que se dijo no era verdad, es que no eres humano, es que no tienes corazón, estás condenado al peor de los castigos: a no ser tú mismo".-
         Todo es fugaz, y  el ser humano como un niño indefenso, mira hacia unos ojos misteriosos y protectores que le den la seguridad de lo definitivo, de lo eterno, de lo que nunca se estrangulará en las manos del tiempo.

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