LA VIDA Y LA ESPERANZA

         Al caminar por las calles de la ciudad R. quedaba sorprendido por las hierbas minúsculas que crecían entre las juntas de las baldosas de la acera. Era sorprendente pensar cómo sus diminutas raíces eran capaces de excabar entre aquellas piedras artificiales y alimentarse de la escasa tierra que se acumuló entre ellas. Pequeñas hierbas que se desarrollaban y hasta florecían, a pesar de ser pisadas ocasionalmente por los viandantes.
         La vida parece surgir a cada momento, ese hervor ácido que es la única fuerza capaz de cambiar los colores del mundo, y con ella siempre nace la esperanza.







         Hay momentos en la vida en los que todo parece estar perdido, en los que creemos que el destino está marcado a hierro y cemento.  Pensamos que el futuro va destruyendo ilusiones y proyectos, y la vida se nos escapa de forma miserable. Pero aquellas plantas clandestinas, ilegales, inesperadas hicieron que R. cambiara su forma de pensar:
-."no todo está dicho, aun quedan palabras por pronunciar, sonrisas que ofrecer, noches enteras de pasión y de fuerza. Porque la vida es un milagro, una rareza, porque las cosas ocurren simplemente porque sí, sin más explicaciones".-
         R. se sintio feliz, al menos unos momentos, porque  la esperanza es el alimento de la vida, y le pareció sentirla bajo sus pies.

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