UN LATINO EN EUROPA

         Sus andares eran altaneros y desenvueltos, con cierto aire de chulería. Era plenamente consciente de ser observado a sus espaldas, esas mismas espaldas anchas y fuertes, resultado de una mezcla de genética y alguna hora de gimnasio.  Siempre derecho y con la mirada al frente, portaba sus gafas de sol de alta gama como nadie, parecía que nació con ellas. Llevaba la cabeza casi rapada, porque sus cabellos rizados tendían a formar una especie de globo en su cabeza, lo cual detestaba.  Era una muestra ambulante del mundo latino americano del que procedía, con piel tostada y cuerpo bien formado, portador de sangre de varias culturas, de distintas civilizaciones.




          Vino a Europa sintiéndose libre, sabiendo que ,en  su peculiaridad, en su diferencia con los autóctonos estaba su dignidad. Siempre confiado, atento a sus circunstancias y consciente de sus oportunidades era capaz de cambiar de continentes, de mundo, de vida, porque vida era lo que buscó en cierto momento.
-."Ay mi hermano, tengo que trabajar mucho".- solía decir sonriente y con voz suave,
y así lo hacía, porque tras de sí existía una familia allá en las Américas, una madre y, tal vez, un hijo añorado, recordado, amado.
         Sigue caminando, señoreando por nuestro mundo, dando a nuestro aire tu luz tropical. No te canses de sonreír en esta tierra de septentriones estacionales incesablemente cambiantes.

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