A tomar por culo
Retumba esta frase en mi cabeza cada semana que me atormenta su imagen. No sé el por qué con cierta frecuencia
sus formas acuden a mi cabeza, mezclándose con mis recuerdos de abrazos y de labios blanditos. Joder ahora, ahora podría todo. Porque ya no temo nada. Todo aquello que no hice con su pelo y sus mejillas ahora podría; y lo peor es que sé que podría.
Un grito ahogado en una habitación vacía no valdría para mostrar la complejidad del corazón y la mente de este que escribe. Y es que en esa habitación mal iluminada podría llenarla cada mañana de luz al levantar las persianas si con ello consiguiese abrir tus párpados, para que lo primero que viese esa mañana sea alguien que la desea profundamente. Tanto como un idiota, como un loco; como un hombre.
Ahora actuaría como un hombre contigo. Lo sé . Lo sé porque nada me haría más feliz. Porque ya no tengo esas cadenas que me apretaban los brazos. Lo sé porque los pantalones ya no se me caen; por que mis manos son ahora suaves y vuelven a acariciar como antes. Lo sé porque mis mejillas se han llenado de nuevo, mi corazón comienza a latir por la mañana y por la noche me deja tranquilo, se apacigua; hasta que llegas de nuevo con esos labios que no quieres juntar con mi piel, dejándome en una espiral de profundos pensamientos, mientras mi torso desnudo deja manchas en las sábanas y mi cabeza humedece la almohada estas noches de calor.
Ahora no te prometo playa, arena y besos por la espalda. Ahora te los doy; lo hago. ¿Qué por qué ahora? Bueno, de todos es sabido que soy un gilipollas de primera; pero incluso los gilipollas de primera como yo, el rey de los subnormales profundos, puede volver a a reconquistar el amor propio. Este gilipollas vuelve a recuperar la belleza interior; vuelve a estar bueno por dentro. Porque mi belleza exterior depende de lo que sienta por dentro. Bueno quizás no es que esté más guapo, pero así me siento. Me siento guapo y si no lo soy me da igual , ya que lo soy por dentro. Pero lo mejor es que me siento capaz de amar como un verdadero hombre. Está bien, el tiempo lo cura todo, estos latigazos cada vez vendrán con menos frecuencia. Llegará el día en que podré encontrar los cabellos, las mejillas, los brazos y la barriguita a la que amar como un hombre. A todo aquello que tuve miedo reirle a la cara. Ahora sé que puedo.
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