UN BUEN DÍA
¿Es la sencillez lo que nos hace vivir? Esa pregunta se hacía mientras sus cortos cabellos tocaban la fresca hierba, húmeda aún por el rocío de la mañana. Quizás fuese la tranquilidad que supone el estar tumbado bajo el infinito universo, cuando a tu lado no hay más que la inmensa pradera que sustituye al hormiguero que supone una ciudad de aquellos días. El instinto más apaciguador le había llevado hasta a aquel lugar; y simplemente para respirar, llenar sus pulmones y dejar salir el aire de una forma tan especial que nunca más se podría volver a ver la forma en que sus labios dejaban escapar toda aquella vida caliente.
Ante el vuelo de los insectos y de los pequeños mirlos se dejó cerrar los ojos para descansar de aquella intensa luz blanca que le tostaba la piel con suavidad. Lo que se abrieron fueron sus sensaciones, aún adaptándose a la nueva inmensidad en la que se encontraba. Se atrevió a zambullirse en ellas y se imaginó un día, un buen día. Comenzaría con una tranquila mañana en a que un libro, sol y una nueva amistad se entrelazan entre sus manos y el mundo. Sonreírle a alguien al que nunca has visto y saber que volverás a verle. ¿Amar a alguien nuevo? Digamos ilusionarse cada día con una cristalización sana de su aprecio ante el desconocido. Ilusiones por las que vivir
Continuaría con una buena comida con algún antiguo y sano amor. Con vino y fresas que acompañarán todos aquellos recuerdos que saldrían a flote. Recuerdos con los que demostrar lo vivo que estaba. Todo aquello seguido por una banda sonora que levantaran levemente las pulsaciones de su cuerpo. Con auriculares, para que el sonido viajara directamente a su alma.
Sabía que había que terminar ese día con la compañía de un amigo. Pero no un amigo del trabajo,, ni siquiera de los que comparten tus gustos; me refiero a un amigo con el que abrir todo lo vivido aquel día. Un amigo con el que compartir no sólo tus inquietudes, sino tus deseos, tus miedos y tu ternura. Mientras os refrescáis con la mejor cerveza negra irlandesa del lugar, mientras os preguntáis constantemente que es lo que le dará esa profundida y sabor dulce. Ilusiones con las que vivir el presente.
Futuro, pasado y presente se juntan en lo que sería un buen día, al menos eso pensó. Y se dio cuenta de la sencillez de aquellos días y de la facilidad con la que se podía conseguir un día así. No pudo sino sonreír al sol.
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