PASOS

       Hay momentos en la noche que creo oír pasos. Es el momento en el que la oscuridad llega a gotear, cuando se convierte en una cortina densa e inmediata. Los instantes más intuitivos y eternos, aquellos que se presentan en forma de presión sobre unos ojos ya inútiles y, contradictoriamente abiertos hasta la extenuación.
       Creo oír pasos, que se arrastran lejos de mí. Y sé perfectamente que estoy solo, que en mi entorno no existe nada que pueda provocar aquellos ruidos.
-. Lo sé. No hay nadie. Únicamente yo.-
       Sin embargo tiendo a huir hacia delante, buscar el origen de los pasos pensando a cada momento lo estúpido de la situación.
       Y cuando surge la luz del día, los pasos quedan al margen de todo, y ya da igual, porque se envuelven en la verdad de la vida, aquella que el sol me pone en mis manos. Y ocurren tantas pequeñas cosas, que los pasos quedan al margen, y casi no merecen la pena. Hasta que llega la noche, y de nuevo desaparece todo para quedar únicamente el sonido de los pasos.





       Que vivo solo desde hace un tiempo, sumido en la oscuridad de las ausencias, en el sinsentido del silencio más eterno y cadente. Y es esa oscuridad la que me muestra los recuerdos fantasmagóricos de tus pasos. el sonido de tu presencia, el roce de una piel desaparecida pero integrada en mi propio ser.
-.Ahora solo espero que llegue el día, para que los acontecimientos de la vida cotidiana difuminen los recuerdos y los sonidos enquistados en el corazón. No puedo hacer nada más.-

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